martes, 27 de mayo de 2014

La claraboya


La habitación estaba en el último piso.
Esta tenía un techo bajito y el padre no había tenido mejor idea que colocar una claraboya en él para que el sol las iluminara durante el amanecer, lo que no consideró eran las noches y los monstruos que apoyaban la cara en el vidrio y se pasaban horas observándolas con lujuria.
Todas las mañanas la claraboya era limpiada porque el rocío dejaba unos dibujos extraños, en realidad el líquido era el residuo de la actividad onanista de los visitantes, y los dibujos: tan sólo las patitas patinando en sus mismos fluidos.

8 comentarios:

  1. No hay peores fantasmas que los propios...
    Siempre sorprendiéndome, ud, belleza.
    Besos, Escarcha.

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  2. Horrores nocturnos los ahí habitados.


    Saludos

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  3. Qué grande, Diana!!! Esa mano que tenés para hacernos poner los pelos de punta!!! Besos embrujados, amigaza!!!

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  4. Hola Escarcha , menos mal que en mi casa no tenemos ni guardilla ni claraboyas , que si no que miedo.
    Un buen relato amiga mia , mañana pasare a leer el otro , es que hoy tengo un poco de prisa , besos de Flor .

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  5. Querida Diana, Cuánto tiempo!!!

    Publicaré este estupendo micro en El Microrrelatista el día 22 de septiembre.

    Un beso

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  6. Hola Torcuato!!!!!
    me encantará ver el micro en el microrrelatista!!!
    ABRAZOS

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